Los dulces Lozano habían hecho demasiado por nosotros y estaban demasiado ricos, como para no destacar en los lineales de los supermercados. Estrenan nueva y flamante identidad visual, bien se lo merecían.
… y llegó otro fin de semana en el que el mundo volvió a paralizarse. Calles desiertas y bares llenos. Se jugaba otro Clásico Barça-Madrid y en Romacho quisieron que sus clientes lo vivieran de una manera especial: metidos en el pellejo de sus ídolos. O mejor dicho: en su peinado.