memoria sostenible
Y pensar que hasta hace nada, pasaban coches por la Corredora… en qué estaríamos pensando.
Task
Campaña de concienciación por el Día del medio ambiente
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Client
Ajuntament d'Elx
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Impactos
+800.000
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Formatos
street marketing, exterior

La Corredora es sin duda la calle más emblemática de Elche, su arteria principal. Lo que no pasa por ahí, como que no existe. Históricamente fue una calle peatonal, hasta que, con la llegada del vehículo a motor, pasó a ser prácticamente de uso exclusivo de coches, motos y camiones. Con todo lo que supone: ruidos, contaminación y relegar al peatón a caminar agolpado por dos pequeñas aceras y un tres de pasos de cebra para cruzar de una a otra.
Lo sorprendente es que ese modelo haya durado hasta nuestros días. No fue fácil convencer a todos los grupos políticos, asociaciones vecinales y comerciantes, de que cerrar la Corredora al tráfico para siempre sería lo mejor para vecinos, tiendas y, cómo no, el medio ambiente.
Y es que se estima que 1.800.000 vehículos pasaban cada año por esa concurrida calle: en primera, creando una serpiente interminable de una chatarra que expelía cerca de 70 toneladas anuales de dióxido de carbono y que colapsaba el centro histórico de Elche.
Hasta que, por fin, en 2020, tras varios años de dimes y diretes, fuego cruzado, prospecciones ingenierísticas y arquitectónicas, se completó la reconversión definitiva de la Corredora en calle peatonal, casi un siglo después.
No hace tanto de aquello, pero lo hemos olvidado pronto. Y no es para menos: Elche ha ganado un espacio libre de ruidos y de humos, pero sobre todo un espacio libre para las personas, que circundan en cualquier dirección con total libertad.
Por eso, con motivo del Día mundial del medio ambiente quisimos recordar que, lo que ahora es impensable, hace unos años era normal: coches pasando por el centro de la ciudad. Que cambiar de hábitos hacia lo sostenible cuesta, pero al final siempre merece la pena. Recuperamos pasos de cebra y discos de velocidad, integrando en ellos mensajes de concienciación, colocándolos justo donde estaban cuando todo aquello era asfalto. Un street marketing que garantizaba miles de impactos y alguna que otra reflexión interna sobre la ciudad que queremos para alcanzar el reto de Capital Verde Europea 2030.










































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